El veredicto final de la carrera parece el repetitivo estribillo de una canción conocida: Mitsubishi cuenta su séptima victoria consecutiva y duodécima de su historia en el Dakar, con su piloto estrella Stéphane Peterhansel, que se hace con su tercera victoria sobre cuatro corridas, ¡y la novena en el total de su carrera! Por su parte, el hasta ayer defensor del título, Luc Alphand, remata la faena de los Mitsubishi, con su segunda posición, sin olvidar a Hiroshi Masuoka, que termina su vigésimo Dakar en 5ª posición. El balance principal es cruel para la competencia, pero no refleja en nada la realidad de la batalla librada entre Lisboa y Dakar. Si bien es cierto que Mitsubishi acaba dominando la general, también lo es el hecho de que la escudería nipona no ha ganado una sola etapa en la edición que hoy finaliza. En este objetivo, por secundario que pueda parecer, los Volkswagen ganan por goleada a los japoneses, llevándose para casa diez victorias de etapa de las catorce totales: cinco para Carlos Sainz, cuatro para Giniel De Villiers y una para Carlos Sousa, piloto privado de Race Touareg. Los logros de los Volkswagen no son sólo válidos para los amantes de las estadísticas, que no habían visto una retahíla de victorias como esta desde las once (de veinte posibles) que consiguió Jean-Louis Schlesser en 2001, sino que también han provocado no pocos quebraderos de cabeza en el seno del equipo Mitsubishi, que no había sido zarandeado de esta forma desde hace tiempo. En la jornada de descanso, la situación llegaba incluso a ser embarazosa, ya que los "rojos" se veían relegados a más de veinticinco minutos de los "azules" de De Villiers y Sainz. La inversión de la tendencia ha tenido mucho que ver con el día negro de los Volkswagen entre Tichit y Nema: primero fue Giniel de Villiers, cuyo motor se incendió delante de la Roca de los Elefantes, y después Carlos Sainz, bloqueado por problemas electrónicos y privado rápidamente de cualquier posibilidad de triunfo final.
Con el regalo de las dos primeras posiciones al frente de la general, Stéphane Peterhansel y Luc Alphand entraban en una lucha fratricida, en la que la sangre nunca llegó al río. No se sabe si con o sin consignas del jefe de equipo, pero lo cierto es que lo dos antiguos campeones rechazaron la política de riesgo a ultranza que aplicaron los VW. Sin sentir ninguna amenaza real, los pilotos de la marca de los tres rombos prefirieron protegerse de un posible regreso del buggy azul de Jean-Louis Schlesser, que termina el rally en el podio, con dos victorias de etapa en su haber y el título de primer vehículo de tracción en dos ruedas. El equipo BMW X-Raid, que en principio estaba llamado a desempeñar un papel de árbitro, ha acumulado desilusión tras desilusión: primero el rápido hundimiento de Kleinschmidt, que ya sumaba 2h23 de retraso sobre el líder después de dos etapas en Marruecos, las volteretas que pusieron fin a la aventura de Guerlain Chicherit, entonces 6° de la general, mas la penalidad que excluyó de los 5 primeros a Nasser Al-Attiyah, que a la postre ha sido el único vencedor de etapa del equipo.
Con el regalo de las dos primeras posiciones al frente de la general, Stéphane Peterhansel y Luc Alphand entraban en una lucha fratricida, en la que la sangre nunca llegó al río. No se sabe si con o sin consignas del jefe de equipo, pero lo cierto es que lo dos antiguos campeones rechazaron la política de riesgo a ultranza que aplicaron los VW. Sin sentir ninguna amenaza real, los pilotos de la marca de los tres rombos prefirieron protegerse de un posible regreso del buggy azul de Jean-Louis Schlesser, que termina el rally en el podio, con dos victorias de etapa en su haber y el título de primer vehículo de tracción en dos ruedas. El equipo BMW X-Raid, que en principio estaba llamado a desempeñar un papel de árbitro, ha acumulado desilusión tras desilusión: primero el rápido hundimiento de Kleinschmidt, que ya sumaba 2h23 de retraso sobre el líder después de dos etapas en Marruecos, las volteretas que pusieron fin a la aventura de Guerlain Chicherit, entonces 6° de la general, mas la penalidad que excluyó de los 5 primeros a Nasser Al-Attiyah, que a la postre ha sido el único vencedor de etapa del equipo.
El japonés Jun Mitsuhashi ha sido el primero en la categoría de vehículos de serie, situándose 25° en la general al volante de un Toyota, con media hora de ventaja sobre Jean-Pierre Strugo (Nissan), en una competición en la que los cinco primeros han estado luchando por el título durante gran parte de la prueba. Después de cinco años de dominio de los Kamaz, de los cuales cuatro fueron victorias para Vladimir Chagin, la competición de camiones ha supuesto una auténtica revolución de los modestos. El ruso, que apuntaba a un 6° triunfo, dijo adiós a la carrera en la 5ª etapa, en el camino a Tan Tan, debido a un importante accidente. Dos días más tarde, los De Rooy, padre e hijo, abandonaban el Dakar por graves problemas mecánicos en sus respectivos GINAF. Los grandes favoritos de la categoría dejaban pues pista libre a Hans Stacey, que ye fue segundo en la edición anterior. El holandés, que se puso a la cabeza de la general en la 5ª etapa, no ha dejado de incrementar su ventaja desde entonces con respecto a Ilgizar Mardeev, de Kamaz, hasta el Lago Rosa. Al final, Stacey se lleva el rally con una colosal diferencia de 3h10 y da a MAN su primer triunfo en el Dakar.
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